Descripción

D. Juan de Dios un señor de los de antes, de los de hoy y de los de siempre que de forma continuada se ha dejado llevar por aquellos valores de los que se nutrió en su infancia y juventud. Quedó huérfano de Dª Francisca Domínguez a muy temprana edad y se queda desorientado, desgarrado, incompleto a pesar de estar arropado por sus hermanos y hermanas, por su padre. No por ello, ese desarreglo deja de impedir que su espíritu sea libre. Sus vocaciones emprendidas y sus pasiones, esas que le han hecho entregarse al ser humano y a hacer el bien desde la concepción de sus creencias y de su Dios, fue transformándole desde la niñez en una persona entrañable, servicial, sensible, generosa, desprendida, osada, incansable… que, al servicio de los demás y en la medida que él ha convenido con sus valores y defectos, con sus dogmas de fe, ha logrado ser una de esas personas que suman y multiplican, el nexo que une corazones, la mano extendida de la solidaridad, el brazo en el que apoyarse y el hombro donde descargar las lágrimas; catalizador de emociones y merecedor de elogios, de agradecimientos y de homenajes es el perfecto caballo de batalla que igual se enfrenta con la palabra y la bondad al desafío, que bien lo hace con su grandeza acercándose al más desfavorecido y arropando sus necesidades.
Juan de Dios es, además, intenso, adicto a la autenticidad, a la reconciliación, a la búsqueda de nuevos caminos, de nuevos retos, al perdón; un seguidor de la más refinada música, de la más simple y maravillosa melodía: el respirar de su esposa, esa misma por la que exigió al mismo Vaticano la secularización. Juan de Dios está enamorado de su familia, seducido por sus nietos, satisfecho del éxito en la educación de sus hijos, y enraizado a esa otra familia Girón Regordán a la que acogió como propia en un desafortunado momento de la historia común familiar. Girón-Regordán, me atrevo a ensamblar unos apellidos a otro, Osuna, y lo hago por lo que ello significa en sus corazones, porque están forjados como una unidad indivisible por formar esa unidad de otros cuatro nuevos hijos a los que dirigió a la salvación. Juan de Dios, es fuente de sabiduría y un caballero de los de antaño.
Como bien escribe en el prólogo de este libro Antonia Osuna, el cual firma como esposa, amiga y madre: “Juan de Dios nace en Algar, un pequeño y bonito pueblo de Cádiz, en el seno de una familia sencilla, trabajadora, amable y cariñosa que dejará honda huella en su preparación para la vida. La responsabilidad, la justicia, el saber escuchar a los demás y el apoyo a los más desfavorecidos van a ser los pilares fundamentales con los que enfocará su futuro. …”
“Mis primeros recuerdos. Riesgos de una decisión” es el primero de una serie de libros que, de forma autobiográfica, se presenta hoy. “Son breves relatos de su vida empañados de experiencias sociales, sentimientos y personajes de su época. Utiliza la prosa poética como medio de expresión con el que ofrece al lector agilidad en su lectura, una lectura envuelta en un halo de experiencias con tintes humanos.”
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